A escala local, el desarrollo sustentable apunta a cumplir con metas sociales, ambientales y económicas de largo plazo definidas en el plano local. Las interacciones entre la mina y la comunidad deberían sumarse a los recursos físicos, financieros, humanos y de información disponibles, y no significar una disminución de tales recursos.
El desafío consiste, por una parte, en garantizar que el efecto de las interacciones sea considerado positivo, tanto por quienes se sienten afectados en el plano local como por los promotores del proyecto, y que las comunidades se desarrollen por caminos coherentes con su propia visión. Esto puede ser alcanzado, por ejemplo, mediante la provisión de servicios sociales, ingresos o capacitación. El fortalecimiento de los valores de la comunidad constituye un desafío especial, dado el intenso cambio social producido a menudo por la minería y la posible afluencia de extraños.
Las diferencias de poder pueden generar un sentido de desamparo cuando las comunidades enfrentan el cambio potencial inducido por grandes y poderosas empresas externas. Los problemas son más graves cuando la capacidad del gobierno local u otras formas de representación local no existen y los derechos de la comunidad no son resguardados por el gobierno central. Garantizar la vigencia de los mecanismos que permitan a las comunidades locales desempeñar roles eficaces en la toma de decisiones es uno de los mayores desafíos en la capacidad de la minería para contribuir al desarrollo sustentable en el plano local.
Sea cual fuere el acuerdo tomado (y también si no lo hubiera, pues también es posible), las actividades del sector de los minerales deben garantizar que los derechos básicos de las personas y comunidades afectadas sean respetados y no violados. Aquí pueden incluirse los derechos al control y el uso del territorio; al acceso a agua limpia, un medio ambiente seguro y un medio de subsistencia; a no ser objeto de intimidaciones y violencia; y a recibir una compensación justa por las pérdidas. Estos derechos pueden estar consagrados en las leyes nacionales o fundamentarse y a la vez expresarse a través de una diversidad de instrumentos y acuerdos internacionales sobre derechos humanos. Además, todos los grupos tienen derecho al desarrollo, y es necesario que los intereses de los grupos más vulnerables los pobres y los marginados sean identificados y protegidos. Conciliar los diversos derechos y responsabilidades en los distintos ámbitos de gobernanza para poder satisfacer a todos los involucrados es, quizás, uno de los desafíos más difíciles.
Contar con los procesos vigentes adecuados para alcanzar resultados aceptables para una gama lo más amplia posible de miembros de la comunidad y otros actores sociales es el camino a seguir. Tales procesos no deben sobrepasar los límites de los recursos y capacidades disponibles a medida que las mismas comunidades trabajan con miras al desarrollo sustentable.
Ganancias y Pérdidas en el Plano Local
Es importante tener en cuenta las distintas categorías de comunidad involucradas en las operaciones mineras o afectadas por ellas:
• Comunidades laborales: hogares o familias que obtienen la totalidad o la mayor parte de sus ingresos de la minería.
• Comunidades residentes: hogares o familias que viven dentro de un área geográfica afectada por la minería. Puede tratarse de personas que viven en las proximidades o a varios kilómetros, como en un río contaminado por los relaves de la mina. Estas comunidades se dividen en dos tipos: las que existen antes de que se construyera la mina y las generadas a partir de las operaciones mineras.
• Comunidades indígenas: hogares o familias con un vínculo cultural ancestral a las tierras donde se desarrolla o tiene impactos la actividad minera.
Por supuesto, estas tres categorías no son excluyentes. Las comunidades indígenas pueden trabajar en una mina y, por lo tanto, serán comunidades laborales también, mientras que los grandes desplazamientos de trabajadores (como es el caso de las operaciones con sistemas de turnos y las que dependen de trabajadores migrantes) pueden implicar que las comunidades laborales no vivan cerca de la mina.
En las comunidades laborales, las personas deben contar con los medios para sobrevivir y prosperar en el mismo o en otro lugar una vez terminada la actividad minera. Es necesario, entonces, abordar asuntos tales como la capacitación y el empleo a futuro. En las comunidades residentes, disminuir el daño ambiental de la minería será una prioridad, y por ello tendrá importancia el acceso a la información sobre posibles impactos, así como el poder de influir en las decisiones.
Las comunidades indígenas constituyen un caso especial. Además de tener necesidades sociales específicas, en muchos países son los grupos más pobres y marginados de la sociedad. Las comunidades indígenas tradicionalmente se han apoyado en sistemas de toma de decisiones, instituciones sociales y políticas, y sistemas de generación y distribución de las riquezas muy diversas. Por lo demás, la cultura indígena, cuyo valor por lo general no ha sido reconocido, establece una relación muy estrecha con los recursos naturales, asignándoles un significado social, económico y espiritual.
Muchas de las diferencias existentes entre las culturas indígenas y el resto de la sociedad se conocen muy vagamente. A esto se agrega el hecho de que el desarrollo asociado con los minerales y otros recursos naturales ha significado a los indígenas desplazamientos y destrucción, facilitados por la escasa protección a los derechos de tierras de estos pueblos. Las injusticias de ayer y hoy han engendrado una arraigada desconfianza hacia los forasteros en este caso, gobiernos y empresas mineras.
Las metas del desarrollo sustentable son diversas entre las distintas comunidades indígenas. Para algunas puede significar que el vínculo con sus tierras y su cultura perdure más allá de los trastornos causados por la explotación de minerales. Otras pueden estar dispuestas a dejar de lado sus actividades de subsistencia y explorar la oportunidad de beneficiarse, por ejemplo, con viviendas de mejor calidad, atención médica y educación. En ambos casos, es fundamental para la supervivencia de las comunidades indígenas que exista respeto hacia sus derechos y su cultura.
Las características de la operación minera, incluyendo su tamaño, su vida útil y el tipo de mineral que de ella se extrae, influirán en las interacciones la minería y la comunidad y los medios disponibles para trabajar con miras al desarrollo sustentable. Es más probable que las operaciones que se han iniciado en estos últimos años utilicen tecnologías amables con el medio ambiente y que sean más sensibles a las preocupaciones sociales. Las características de las operaciones mineras por lo general difieren de una región a otra, lo cual también afecta la naturaleza de las interacciones.