El
suelo es un componente fundamental del ambiente constituido por minerales,
aire, agua, materia orgánica, macro, meso y micro-organismos, cumpliendo
funciones vitales para la sociedad y el planeta. También se constituye como un
recurso indispensable y determinante para la estructura y el funcionamiento de
los ecosistemas, a través del soporte y la regulación de nutrientes y otros
servicios ecosistémicos que facilitan el desarrollo de actividades como la
agricultura, la minería y los asentamientos humanos.
El
suelo incide en gran manera en la regulación del clima global y regional, la
purificación del aire, captura de CO2, soporte y mantenimiento de la
biodiversidad, la producción de alimentos, fibras, medicinas, bioenergía, y es
el hábitat la fauna y flora.
El
suelo es fundamental para consolidar los procesos de paz en el país y se
constituye en una herramienta para el manejo adecuado del suelo en materia de
conservación de la biodiversidad, el agua y el aire, el ordenamiento del
territorio y la gestión del riesgo.
Según
la FAO, el 33% de los suelos del planeta está de moderada a altamente degradado
debido a la erosión, el agotamiento de nutrientes, la acidificación, la
salinización, la compactación y el sellado, o la contaminación química. En
Europa la batalla por una directiva marco del suelo, una norma para solucionar
todos estos problemas, viene de lejos, pero la propuesta legislativa fue
retirada en mayo del 2014 después de una larga oposición de ocho años por una
minoría de bloqueo de Estados Miembros, a pesar de la evidente falta de
políticas europeas y regulaciones nacionales para garantizar una adecuada
protección de los suelos. Después del fracaso de las instituciones europeas,
esta iniciativa ciudadana pretende tomar los mandos del proceso que conduzca a
una nueva propuesta.
El
suelo es además esencial para la biodiversidad. Además de aportar un hábitat
para la vida subterránea, es esencial para la supervivencia de la mayoría de
las especies terrestres. Hoy, los cambios de uso del suelo y la agricultura
intensiva son las principales amenazas a los hábitats y especies europeas y se
estima que cerca de un tercio del paisaje europeo está altamente fragmentado
por edificios e infraestructuras. Igualmente, la contaminación del suelo puede
afectar profundamente la salud humana, al contaminar los alimentos que comemos
y el agua que bebemos. En toda Europa existen casi 250,000 emplazamientos que
están contaminados y, a pesar de ello, la UE no tiene ni un programa de
remediación coherente ni un sistema común para prevenir esto.
El
suelo es además un elemento clave del sistema climático, ya que tiene el
potencial de capturar enormes cantidades de carbono: los suelos europeos
contienen una cantidad de carbono equivalente al CO2 emitido por los sectores
de transporte, calefacción, industria y energía en Europa durante un período
superior a 40 años. Unos suelos saludables juegan un papel esencial en la
mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, como las
inundaciones, las olas de calor y sequías.
Resumen
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¿Cómo conservar el suelo?
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Unos suelos saludables juegan un papel esencial en la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, como las inundaciones, las olas de calor y sequías.