En
América Latina más de nueve millones de personas dependen de la actividad
minera artesanal y una parte importante de ellas son mujeres y lamentablemente,
los niños. Retirar a los niños de esta actividad, es parte del esfuerzo por
convertir a la minería artesanal en una verdadera fuente de bienestar y
desarrollo duradero.
Ser
un niño en estas familias mineras es aprender desde pequeño a soportar las
inclemencias de la vida en zonas desérticas, a grandes altitudes o en medio de la
selva, apartados de necesidades elementales, muchas veces sin acceso a la
escuela ni lugares de recreo.
Los
niños, niñas y adolescentes comienzan ayudando a sus madres en tareas
«sencillas» de selección de desmonte minero o bateando en el río
durante largas horas a la intemperie. A partir de los 12 años pasan a apoyar en
la extracción del mineral en los túneles, el transporte a la superficie y su
procesamiento, exponiéndose al peligro de explosiones, derrumbes, asfixia,
cargas pesadas, y sustancias tóxicas como el mercurio, cianuro, ácidos y otros
químicos.
La
exposición temprana a estos riesgos afecta a los niños debido a la inmadurez de
su organismo, sus mayores necesidades, menor resistencia, su alta capacidad de
absorción y vulnerabilidad psicológica.
Trabajo
infantil en la Selva
Si
bien no existen datos exactos acerca del número y la situación de mujeres,
niños y niñas involucrados en la pequeña minería en Madre de Dios, se calcula
que 30 mil familias peruanas se dedican de manera permanente a la minería
artesanal de oro. Dos de cada tres familias hacen que sus hijos menores de 18 años
participen en las actividades de extracción y procesamiento del mineral; estas
familias albergan a 61 mil niños entre 0 y 17 años, de los cuales en la
actualidad unos 50 mil ya están trabajando.
Los
niños están en todos los procesos de la minería artesanal. Suelen trabajar
desde muy pequeños (4 o 5 años) en tareas sencillas y en compañía de sus
madres. A partir de los 12 años realizan trabajos más pesados. Su calendario es
variado debido al calendario escolar, combinación con actividades económicas familiares,
necesidades de la familia, etc. Su trabajo suele ser más intenso fuera de horas
de escuela y en época de vacaciones. Se incrementa cuando sube el precio de los
metales o cuando se descubre una nueva veta. Debido a esto es difícil de
cuantificar; también porque muchas veces su trabajo no es visto por la familia
o la comunidad como trabajo sino como ayuda.
El
Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos
(PROMSEX) venía realizando una investigación sobre trata en Madre de Dios que
ya ha arrojado algunos resultados: en la zona denominada “La Pampa” en
particular, existen adolescentes varones entre los 14 y 15 años, pero sobre
todo, entre los 16 y 17 años en condiciones de trabajo riesgoso y bajo el
sometimiento por deuda y explotación constante.
Las
labores se realizan en repeticiones de 24 horas continuas, con un descanso
relativo de otras 24 horas. La mayor parte del tiempo el trabajo implica tener
la mitad del cuerpo sumergida en el agua, manipular mangueras de alta presión y
mezclar agua con mercurio.
¿Cómo
erradicar estos problemas?
El
64% de los niños que trabajan en zonas rurales son pobres o extremadamente
pobres, y para revertir eso no hay una solución milagrosa; no son los programas
sociales los que van a resolver el problema. Se necesita más acceso a la
educación de calidad, para que el niño cuando sea adulto tenga más
oportunidades de desarrollo y no repita el patrón de pobreza.
La
informalidad de la minería artesanal limita más aún que en otras actividades económicas
las posibilidades de exigir al Estado y las familias el cumplimiento de derechos
fundamentales de niños y adolescentes como son el derecho a la salud,
nutrición, educación y recreación. Lo cual hace necesario que los
Ministerios de Trabajo, Energía y Minas y el PROMUDEH conjuguen esfuerzos con
las dependencias estatales, Defensorías del Niño y el Adolescente, escuelas y establecimientos
de salud para avanzar en el cumplimiento de las disposiciones existentes y
prevenir los dañinos efectos que la minería artesanal ocasiona a los niños. En
algunas comunidades existe además presencia de ONG´s y organizaciones sociales
que pueden contribuir a este propósito.
Resumen
Nombre del Articulo
Situación de los niños en zonas mineras
Descripción
Ser un niño en estas familias mineras es aprender desde pequeño a soportar las inclemencias de la vida en zonas desérticas, a grandes altitudes o en medio de la selva, apartados de necesidades elementales.