En la actualidad los resultados de comprensión lectora y matemáticas muestran que la mayoría de estudiantes de secundaria de ámbitos rurales alcanza un nivel de logro inicial o en proceso, por lo que se requiere mejorar las estrategias para que adquieran aprendizajes de manera satisfactoria.
Además, solo 5 de cada 10 estudiantes concluye la secundaria, la cuarta parte de mujeres mayores de 18 años son analfabetas, el 40% de niñas y adolescentes dejan sus estudios por motivos familiares y se estima que 23 de cada 100 estudiantes adolescentes están embarazadas.
Dentro de los objetivos del Perú en lo que resta del 2019 y todo el 2020 es buscar que el 50% de los niños menores de tres años se incorporen al sistema educativo y que los hombres y mujeres de zonas rurales desarrollen competencias según sus necesidades, dinámicas productivas y características socioculturales.
El Minedu (Ministerio de Educación) busca mejorar el desempeño de los docentes y la práctica pedagógica, así como las condiciones de bienestar de estudiantes y maestros priorizando la atención de infraestructura y equipamiento.
Asimismo, busca fortalecer la articulación intersectorial e intergubernamental incrementando la participación de la comunidad en la gestión de los servicios educativos y desarrollando mecanismos de identificación, alerta y atención para prevenir la violencia psicológica, física y sexual.
El Perú no puede continuar pretendiendo el progreso y el desarrollo ciudadano, productivo y económico para todas y todos sin garantizar un servicio educativo de calidad y con pertinencia cultural para esta población invisibilizada por décadas.
La educación es un derecho de todo ciudadano y, a la vez, un servicio que como sector debemos garantizar a través de su implementación equitativa con miras a una formación integral de los estudiantes, que reconozca sus características y necesidades diferenciales.
El reconocimiento de la diversidad, dinamismo, movilidad y alta frecuencia de cambios en los ámbitos rurales, así como la incertidumbre que esto provoca, implica aplicar estrategias de atención innovadoras y flexibles para poder operar ante lo diverso e incierto con márgenes de acción más amplios. Esto supone el desarrollo de mecanismos, herramientas y capacidades que se adapten a los cambios con autonomía y se enmarquen en un desarrollo del territorio con identidad.
El proceso de enseñanza aprendizaje parte del conocimiento, valoración y afirmación de sus raíces y saberes culturales y, al mismo tiempo, dialoga con otras culturas desde una perspectiva de interaprendizaje sostenible.
Se deberían tomar en cuenta las siguientes estrategias: